Los primeros pasos dados por el Gobierno para la implantación de los parques eólicos marinos en España han generado un fuerte debate entre los diferentes sectores implicados. ¿Qué planes tiene la Administración? ¿Qué temores tienen los pescadores? Vamos a intentar analizar la situación.

El primer paso se dio a finales de febrero con la firma Del Real Decreto 150/2023 que aprueba los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) en las cinco demarcaciones marinas españolas: sudatlántica y noratlántica, del Estrecho y Alborán, canaria y levantino-balear. Estos planes definen un conjunto de Zonas de Uso Prioritario destinadas a la biodiversidad, protección del patrimonio cultural, investigación o seguridad de la navegación y seis categorías de Zonas de Alto Potencial, que se replanificarán y renovarán cada seis años.

El objetivo que maneja el Gobierno es que para el año 2030, dentro de apenas siete años, los parques eólicos marinos aporten entre mil y tresmil megavatios de potencia a nuestro país, aunque antes se tienen que aprobar nuevas normas que regulen diversos aspectos que aún quedan por definir.

Los parques eólicos marinos en los que está pensando el Gobierno son los basados en una plataforma flotante, no fija, que está anclada al fondo y que se conectan a tierra por un cable submarino encargado de transportar la electricidad generada.

Un ejemplo lo tenemos en el parque situado en Portugal, a 18 kilómetros de Viana do Castelo y que, con tres plataformas flotantes, genera electricidad para 25.000 hogares desde el año 2020.

¿Qué argumentan los defensores de los parques eólicos marinos? Pues fundamentalmente que su incidencia sobre el medio ambiente va a ser mínima al ocupar solamente el 0,09% de las aguas españolas y que su desarrollo es compatible con muchas artes de pesca, como argumentan se está demostrando en otros países.

¿Qué temen los pescadores? Pues que muchos de los proyectos que ya se han presentado, casi 35 en toda España, afectarán a importantes caladeros sin tener en cuenta el impacto socioeconómico sobre los pescadores. Igualmente, algunos investigadores del CSIC han alertado de los riesgos de estos parques eólicos marinos: peligros para la biodiversidad, contaminación acústica y por metales pesados, daños en los fondos marinos, impacto sobre el paisaje o los efectos dañinos de los campos electromagnéticos en los peces, entre los más importantes.

Como vemos, es un tema complicado, con muchos aspectos por resolver y con un punto de equilibrio nada fácil de encontrar. ¿Qué nos deparará el futuro? Estaremos pendientes.