La Asociación Empresarial de Acuicultura (APROMAR) ha publicado recientemente su informe sobre “La Acuicultura en España 2023”, en el que se destaca el momento positivo que vive el sector, con mayor producción que en el año 2022, y con buenas perspectivas de crecimiento para el futuro inmediato.

Si atendemos a las cifras, la producción ascendió a 332.855 toneladas, con un valor comercial de 760,7 millones de euros, siendo las principales especies el mejillón, la lubina, la trucha arco iris y el atún rojo. El cultivo de peces marinos en España fue de 58.672 toneladas, siendo la Región de Murcia la que encabezó la producción acuícola marina con 18.953 toneladas.

La actividad acuícola generó 5.722 puestos de trabajo en 2021, siendo la mayoría de los empleados autónomos, y supone una actividad económica relevante en muchas zonas rurales, tanto fluviales como costeras, ayudando a fijar la población en la llamada España vaciada.

España es el primer productor en la Unión Europea, pese a lo que sufrimos un gran déficit comercial, ya que, por ejemplo, dos de cada tres doradas que consumimos en España son importadas. ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta el sector? Pues podríamos decir que son de muy diversa índole: desde el cambio climático hasta la guerra en Ucrania, pasando por las secuelas de la crisis del COVID-19, la sequía o las trabas administrativas.

¿Hay motivos para la esperanza? Desde luego, el informe recoge la oportunidad que pueden suponer aspectos como las políticas europeas (el Pacto Verde, la Estrategia del Mar a la Mesa), o su incursión en la Política Pesquera Común, pero siempre que seamos capaces de hacer frente a los retos que el futuro inmediato nos pone por delante, como la revisión del marco administrativo que afecta a la acuicultura, el fomento del consumo de este tipo de alimentos o el desarrollo de áreas para el desarrollo de la actividad acuícola en las cuencas hidrográficas.