Los totales admisibles de capturas pactados por los ministros de Pesca de la Unión Europea para 2023 han dejado una sensación agridulce a los pescadores españoles.
Después de varios días de negociaciones, los ministros de Pesca de la Unión Europea llegaron a un acuerdo sobre los Totales Admisibles de Captura (TAC) para el año 2023, tanto en aguas comunitarias como en aquellas con las que se tienen acuerdos. Mirando a nuestros intereses, el resultado global muestra una mejora de las posibilidades de pesca del 25%, aunque preocupa la situación en el Mar Mediterráneo.
En esa zona, y por segundo año consecutivo, España votó en contra de los planes propuestos, ya que considera que recuperar especies mediterráneas mediante la reducción de los días de pesca no es efectivo ni sostenible, apostando por los sistemas de selectividad pesquera. Como resultado final, sólo se ha conseguido reducir un 0,5% la propuesta inicial para limitar los días de pesca en el Mediterráneo.
En 2023 los arrastreros podrán salir a faenar diez días menos, lo que es un duro golpe para un sector ya afectado por las paralizaciones temporales de dos meses y por las vedas para la protección de juveniles. En el otro extremo, se ha conseguido eliminar la veda al palangre.
También son importantes las mejoras conseguidas para especies como el gallo, el rape, la merluza (el doble que en 2022), la caballa (un 20% más) o el merlán, mientras que otras como el lenguado o la cigala mantienen sus posibilidades de pesca.
En cuanto a los acuerdos en aguas no comunitarias, destaca el conseguido con Reino Unido para los caladeros del Atlántico, que permitirán 350.000 toneladas de capturas para la flota europea. España, además, tendrá por primera vez desde el Brexit licencia para pescar bonito en aguas británicas. Por el contrario, Noruega sigue bloqueando el acuerdo con la Unión Europea.